La crisis del coronavirus ha cogido a la organización de productores Ulega en negociaciones para la renovación de los contratos de la leche con la mayoría de las industrias lácteas. Ulega, una organización que agrupa a cerca de 2.000 granjas de la comunidad y un 25% del total de la leche gallega, llegó entonces a acuerdos provisionales de 2-3 meses con la práctica totalidad de las industrias, con el compromiso de retomar las negociaciones de contratos en cuanto se resolviese la situación de confinamiento. La excepción es Leche Celta, a la que Unións Agrarias, impulsora de Ulega, acusa de «prácticas mafiosas», «matonismo» y «comportamiento miserable».
«La empresa portuguesa Leche Celta pretende aprovecharse miserablemente de la actual situación de confinamiento para imponer sus prácticas mafiosas en las explotaciones que le entregan la leche» -acusan desde Unións Agrarias- «Están incurriendo en unas acciones impresentables que llegan a obligar a las granjas a darse de baja de la organización de productores Ulega para impedir a futuro que puedan negociar en conjunto la venta de su producción».