El 84% de los municipios gallegos perdieron población en 2018, un fenómeno más acentuado en las dos provincias del interior.
Hay lugares donde la España vacía o vaciada se manifiesta de forma literal. En Galicia había ya en 2019 más de 1.800 aldeas que son pura carcasa, donde no vive nadie. Y, de ellas, 819 están en Lugo, que no solo es la que registra un mayor número de entidades singulares despobladas de las cuatro provincias —dentro de sus límites está más del 45% del total—, sino que sufre este fenómeno a un mayor ritmo que las demás: hasta 24 perdieron al último habitante que les quedaba entre 2018 y 2019, mientras que en Pontevedra fueron apenas nueve y en Ourense, cinco. Caso contrario es el de A Coruña, donde los últimos datos oficiales Instituto Galego de Estatística (Ige) señalan que las aldeas abandonadas eran nueve menos que el curso previo.