Hay lugares donde la España vacía o vaciada se manifiesta de forma literal. En Galicia había ya en 2019 más de 1.800 aldeas que son pura carcasa, donde no vive nadie. Y, de ellas, 819 están en Lugo, que no solo es la que registra un mayor número de entidades singulares despobladas de las cuatro provincias —dentro de sus límites está más del 45% del total—, sino que sufre este fenómeno a un mayor ritmo que las demás: hasta 24 perdieron al último habitante que les quedaba entre 2018 y 2019, mientras que en Pontevedra fueron apenas nueve y en Ourense, cinco. Caso contrario es el de A Coruña, donde los últimos datos oficiales Instituto Galego de Estatística (Ige) señalan que las aldeas abandonadas eran nueve menos que el curso previo.
A lo largo de los últimos cinco años, han sido ya 127 las pequeñas poblaciones lucenses que se han quedado sin ningún vecino en sus calles. Y lo más probable es que este número vaya engrosándose con el paso de los años. De momento, las estadísticas apuntan que en 2019 eran más de medio millar las aldeas de Lugo donde únicamente hay un morador registrado. En concreto, son 536, es decir, el 51,2% de las 1.047 las entidades singulares que se hallan en esta tesitura en la comunidad.