No estamos hablando de talento como el que poseen los artistas o los genios, sino aquellas capacidades que nos permiten destacar y alcanzar buenos resultados en el plano profesional. Segundo: no son capacidades innatas. Es cierto que ciertas habilidades nos vienen desde la cuna, pero lo que cuenta en el plano profesional requiere trabajo y esfuerzo.
Existen tres sencillas preguntas para clarificar hacia dónde orientarnos: ¿qué nos gusta? ¿Qué se nos da bien? ¿Qué valoran los demás de nosotros? Cuando las respuestas no son las mismas, surgen conflictos.