Estamos comprobando cómo en los últimos meses se está llevando a cabo una campaña de la Inspección de Trabajo para regularizar la situación de los trabajadores agrarios que no están de alta en el sistema especial para trabajadores agrarios (SETA) obligándolos a tramitar el alta en el régimen especial de trabajadores autónomos de manera retroactiva. No existe una definición clara de los requisitos pero lo que tiene en cuenta la Inspección para determinar si procede el alta en la Seguridad Social son elementos como la continuidad en el tiempo, el nivel de ingresos o la simultaneidad con otros trabajos donde esté de alta.
Todo esto afecta de forma grave a los que se dedican al cuidado del campo pero no son titulares de explotaciones y por tanto no cumplen los requisitos para estar de alta en el SETA. Lo cierto es que seguimos esperando medidas para evitar esta presión sobre el trabajo en el campo, y en concreto la supresión de la cuota para ser autónomo si los ingresos son inferiores al SMI o la implantación de una cuota progresiva cuando sean superiores al SMI. En septiembre de 2018 se llegó a un preacuerdo entre las principales asociaciones de autónomos del país y el Gobierno, y se sentaron las bases para trabajar en la definición de esos tramos de cotización (en función de los ingresos). Esta parece una medida necesaria para estimular el cuidado de nuestras zonas rurales, pero debería venir acompañada de un gran paquete de medidas que potencien el trabajo en el campo.