Angelines Briceño lanzó este negocio de producción casera desde su obrador en Aguilar, pedanía a diez kilómetros de Boltaña, hace 30 años.
Evitar que su negocio se pierda con la jubilación. Es lo que Angelines Briceño quiere conseguir para su pequeña empresa, Mermeladas La Marmita. Después de 30 años elaborando estos productos de forma artesanal desde su obrador en Aguilar, una pedanía a diez kilómetros de Boltaña, se va a jubilar y, de momento, no encuentra a quien le coja el relevo. “Tenía ya todo hablado con unas personas de la zona que se lo querían quedar pero por un tema familiar al final no ha podido ser”, lamenta Angelines. En principio, su idea era retirarse el 31 de diciembre pero ya augura que tendrá que alargar un poco más la fecha. “Como mucho un año”, matiza, porque dice que ya le toca empezar una nueva etapa.