Junto con la sanidad, la producción de alimentos se ha mostrado en las últimas semanas como un sector básico y esencial para la supervivencia de la población en un mundo globalizado en el que, al igual que los virus no entienden de fronteras, gran parte de lo que comemos también llega de la otra punta del planeta.
El pico de demanda de alimentos, previo al pico de contagios, tensionó a la cadena alimentaria y puso a los supermercados al borde del desabastecimiento, como días después el coronavirus pondría a las UCI al borde del colapso en los hospitales.