Mientras sus compañeros de Empresariales soñaban con pisar el parquet de Wall Street o lanzar una startup tecnológica, Marta Álvarez se dedicaba a todo lo contrario: guiar por la montaña a las vacas de sus padres. Fue durante unas vacaciones en su casa familiar, en Monterroso (Lugo) hace 20 años. Pero la experiencia no quedó en cosa de un verano, a esta urbanita de Vigo que ahora tiene 49 años le pareció tan fácil que decidió que ese sería su proyecto empresarial, una granja de vacas ecológica, la Granxa Maruxa.
Mientras Marta Álvarez empezaba su particular empresa, Chusa Expósito (53 años), farmacéutica y Carmela Valiño (52 años), bióloga, se peleaban con el plan de empresa del curso de 500 horas para hacerse emprendedor que estudiaban en Santiago de Compostela. Luego, cuando quisieron ponerlo en práctica en una explotación de plantas medicinales en ecológico en Palas de Rei (Lugo), se dieron cuenta de que hacerlo sobre el papel era mucho más fácil que fundar Milhulloa: «Más que un trabajo era una superación de pruebas día a día», concreta Expósito. «Empezamos peleándonos con la administración, lo siguiente fue que todo que teníamos en el papel, nuestro proyecto de viabilidad, no se ajustaba con la metodología de trabajo que realmente requería nuestra empresa».
En ese punto, en 2015, Marta necesitaba una nueva idea que la hiciera diferente al resto de decenas de miles de granjas gallegas, Chusa y Carmela, a la que se había unido una nueva socia, Anxos Orgueira (50 años), algo que les diera un empuje más allá del grelo deshidratado. Los 20 kilómetros que separaban ambos negocios no fueron obstáculo para que se juntaran y con la mediación de la hermana de Marta, María Álvarez (56 años), fundaron Muuhlloa, una empresa de cosméticos especial, en lugar de usar proteína de leche en sus formulaciones emplearían la leche recién ordeñada de las vacas de la Granxa Maruxa y los oleatos e ideas de Milhulloa.