Su proyecto recibió ayuda de Ruraltivity, lanzadera de emprendimiento rural de FADEMUR
Rocío Barral era dependienta; su hermana Belén era ingeniera técnica agrícola. Hace seis años se quedaron en el paro y comenzaron a buscar una salida laboral. La encontraron donde menos esperaban, haciendo lo que solían hacer por afición. Es decir, cosiendo muñecas de fieltro. En solo tres años, su afición tomó forma de empresa y le pusieron Lucecús.
«Belén fai as cousas de feltro e eu, as de ganchillo. Somos bonequeiras, pero empezamos facendo pendentes e pins de pandeiretas porque temos amigas cantareiras e pandeireteiras. Agora facemos bonecas personalizadas con réplicas de traxes rexionais ou tamén de personaxes de películas ou series. Este traballo danos para vivir e facemos o que nos gusta», cuenta Rocío Barral.